Remojar los garbanzos antes de cocinarlos es una práctica común y beneficiosa que acaba de ser respaldada y explicada por la ciencia. Este simple paso previo no solo ablanda la legumbre y facilita su cocción, sino que también mejora su digestibilidad y reduce efectos secundarios indeseados como la formación de gases.
La ciencia detrás del remojo del garbanzo
Investigaciones realizadas por la Universidad de Harvard y la Universidad Nacional de Colombia demostraron que remojar los garbanzos puede disminuir significativamente la presencia de oligosacáridos no digeribles, que son los causantes principales de gases.
Además, la adición de sal durante el remojo puede acelerar la absorción de agua y mejorar la retención, facilitando una cocción más rápida y uniforme.
¿Cuánto tiempo dejar los garbanzos en remojo?
Los garbanzos secos son bastante duros y pueden requerir mucho más tiempo para ablandarse si se cocinan directamente sin remojar. Por esta razón, Harvard recomienda que estas legumbres se remojen entre 12 y 24 horas. Agregar sal al agua puede reducir el tiempo necesario para alcanzar una adecuada absorción de agua a solo seis horas, mejorando la textura y acelerando el tiempo de cocción.
Es aconsejable cambiar el agua del remojo al menos una vez, especialmente en remojos prolongados, y asegurarse de enjuagarlos bien antes de cocinarlos para eliminar cualquier residuo.
Los beneficios de los garbanzos
Los garbanzos son una excelente fuente de nutrientes y ofrecen varios beneficios para la salud:
Alto contenido proteico: son ricos en proteínas, lo que los convierte en una buena opción para dietas vegetarianas y veganas. La proteína es esencial para la reparación y el crecimiento celular.
Ricos en fibra: son una buena fuente de fibra dietética, tanto soluble como insoluble. La fibra ayuda a mantener la salud digestiva, previene el estreñimiento y puede ayudar a controlar los niveles de azúcar en la sangre.
Fuente de vitaminas y minerales: contienen una variedad de vitaminas y minerales importantes como el hierro, el magnesio, el zinc, el ácido fólico y las vitaminas del grupo B, esenciales para numerosas funciones corporales.
Propiedades antioxidantes: los garbanzos cuentan con compuestos antioxidantes como el betacaroteno y la vitamina C, que ayudan a combatir el estrés oxidativo en el cuerpo y reducen el riesgo de enfermedades crónicas.
Beneficios para el corazón: su contenido en fibra, potasio y vitaminas del complejo B contribuye a la salud cardiovascular, ayudando a reducir los niveles de colesterol LDL (malo) y mejorando la salud de los vasos sanguíneos.
Regulación del azúcar en sangre: la fibra y los nutrientes de los garbanzos pueden ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en la sangre, lo cual es beneficioso para personas con diabetes tipo 2 o en riesgo de desarrollarla.
Control del peso: gracias a su contenido en fibra y proteínas, los garbanzos pueden ayudar a aumentar la sensación de saciedad y reducir la ingesta calórica total, lo cual es beneficioso para el control del peso.
Versatilidad culinaria: son muy versátiles y se pueden incorporar en una amplia variedad de platos, desde ensaladas hasta guisos, hummus, hamburguesas vegetarianas y mucho más.